Reportaje: Japan Weekend Madrid Septiembre 2022

La pandemia llegó al fin a su final. Más de dos años y medio después podíamos, al fin, volver a los eventos sin estrictos límites de aforo y sin mascarilla. Es cierto que lleva un año habiendo eventos, pero, con tales restricciones, no se podían disfrutar como es debido. Y, ahora al fin, encarábamos un evento como los que teníamos hace dos años y medio.

Servidor salía al fin a un evento grande fuera de la zona local. Un evento que en el pasado he disfrutado enormemente, era, de hecho, mi evento favorito en el panorama nacional, el más grande, el más variado y con mejores concursos de cosplay. Y sí, he usado el verbo en pretérito, «era», os adelanto ya lo que está por venir.

Esta edición de la Japan Weekend de Madrid era, de lejos, la más ambiciosa de la historia. Contaba con hasta 4 pabellones del IFEMA, más que nunca. Más espacio significaba mayor y mejor contenido, cosa que se cumplió, pero también se traduce en mayor aforo, cosa que trajo gran parte de los problemas del evento.

El pabellón 1 incluía la zona de Restauración, Zona +18 y Asian Music. El pabellón 3 estaba dedicado casi en exclusiva a la Zona No Comercial y al Artist Alley. El pabellón 5 contenía la enorme Zona Comercial, asociaciones y exposiciones. Y, para terminar, el pabellón 7 estaba dedicado a actividades, Retro Weekend y el Escenario Principal.

Al tener 4 pabellones, el precio de las entradas fue elevado. No se si subieron o no respecto a la última edición, ellos aseguran que no. Los precios partieron desde los 16,5 euros la entrada básica, a partir de ahí 20,90 euros la anticrisis y bastante más la que se supone que te evitaba las colas y horarios de acceso, algo que no se cumplió. Porque sí, ya sin pandemia y sin restricciones Japan Weekend parece que le ha cogido gusto a seguir teniendo entradas vinculadas a franja horaria de acceso, algo que carece de sentido.

Antes de entrar al evento en sí, tengo un tema que comentar. Tengo que hablar de la censura a invitados. Semanas antes de la celebración del evento, la organización anunció la invitación de Eric Lostie, creador de fangames de Pokémon, a destacar Iberia, Ópalo o Añil. Horas después tuvo que ser eliminado del listado de invitados. ¿Los motivos? Cuatro niñatas de Twitter con el pelo morado. Sí, así es, así de triste es. Un chico muy moderado, que casi nunca se mete en polémicas y muy buena gente. Es cierto que su fangame Pokémon Iberia, tenía mucho humor y coñas de todo lo que rodea a la política y sociedad de nuestro país. ¿Y? ¿Cuál es el problema? Esas niñatas se escudaron en que ese proyecto, de hace ya un buen puñado de años, les ofendía y, por tanto, con sus laberintos mentales, concluían que el invitado en cuestión era machista y homófobo y que no se sentirían seguras con él en el evento. Poco que envidiar al señor austriaco del bigote. Y así fue como la organización cedió a cuatro lloros y censuró al invitado.

Esto no es nuevo. Hace años ya se censuró a otro invitado y un caso más extremo sucedió en el GameLab en el pasado. Me da igual toda tu obra, si no eres de mi cuerda política no puedes estar aquí. Esto es infame. Toda la toxicidad política llevada a nuestro hobby. Nuestros infames políticos llevan años envenenando la mente de la ciudadanía y han logrado envenenarlos tanto que ya ha llegado a todos los ámbitos. Esto es muy triste, muy muy triste. ¿A dónde vamos a llegar? ¿En serio os gustaría un evento de manganime sólo con gente del PP o sólo con gente de Podemos? En serio, recapacitad, abrid los malditos ojos. Mucha gente quería ver a Eric y que nos explicase cómo idea los fangames y cuál es su guion a la hora de diseñarlos. Mucha gente podía haber aprendido de él.

No podemos seguir en esta senda, estamos condenados a la destrucción.

Y, por si eso fuera poco, a los que fuimos críticos con esta censura en las redes, se nos censuró también. Artistas a los que no se les concedió el stand o prensa, como servidor, a quien no se le otorgó el pase, cuando llevaba años obteniéndolo. Un movimiento que agrandaba aun más el enorme error cometido. Afortunadamente, la persona tan amable que lleva las redes de Japan Weekend atendió mi caso y, posteriormente, la organización rectificó y me otorgó el Pase de Prensa. Una rectificación que agradezco.

El pabellón 7 estaba dedicado, como he dicho antes, a las actividades más grandes, a Retroweekend y al escenario principal. Teníamos el Stand de Nintendo, con unas pocas consolas y los juegos más actuales, una zona de Artes Marciales donde nos podían enseñar a combatir, un circuito de coches radio control, entre otras muchas cosas.

Retroweekend era lo que más me interesaba ver y no tuvo demasiados stands. Los que había eran grandes y tenían de todo. Algunos precios eran competitivos y otros estaban, como viene siendo habitual, bastante inflados.

En este pabellón estaba el escenario principal donde tuvieron lugar los principales concursos. Me hubiera encantado ver el Concurso de Cosplay, ya que suele ser la actividad que más me gusta cubrir y, esta vez con la cámara. Pero debido a problemas de salud no pude hacerlo. Una lástima.

El pabellón 5, por su parte, incluía la Zona Comercial, que suele ser lo que alberga el grueso de asistencia de público en los eventos. Un montón de puestos de distintas tiendas con contenido bastante variado, cosa de agradecer. Muchas figuras y algunas de ellas a bastante buen precio. Tampoco vi demasiadas falsificaciones, algo que me sorprendió.

Teníamos también muchos puestos de asociaciones y exposiciones muy agradables de visitar. Me sorprendió bastante la exposición de la Weekly Shonen Jump, era impresionante ver semejante colección.

También tuvieron su stand algunos de los Youtubers o TikTokers otakus bastante conocidos que seguro que hicieron las delicias de algunos fans.

Y ahora toca hablar de la parte más oscura de esta edición de la Japan Weekend de Madrid. De su mancha negra, de su horror, del terror. Y sí, puede sonar catastrofista ya que, exceptuando las putadas a los asistentes y su posterior cabreo, tampoco paso tanto. Pero hay que ser alarmista, porque pudo acabar mal, muy mal. Con el aforo y aglomeraciones fuera bromas.

Como he dicho al principio, el evento constaba de 4 pabellones del IFEMA, 1, 3, 5 y 7. Pero, como veréis en el reportaje, el grueso y lo más jugoso estaba sólo en dos de ellos, en el 3 y en el 5. Los otros dos, exceptuando los concursos más importantes, que tuvieron lugar en el 7, eran omisibles. Pues bien, como era de suponer, durante gran parte del día del sábado, la gente sólo quería moverse en los pabellones 3 y 5 y ver la zona comercial y a los artistas y en particular a estos últimos. Y así, nació el caos.

Tal era la afluencia de asistentes al pabellón 3, que la empresa de seguridad encargada del aforo del evento, decidió cerrar este pabellón. Y, posteriormente, también el 5. Impidieron el flujo entre ellos por dentro y sugerían ir por fuera, algo reprochable ya que las puertas al exterior estaban cerradas y no permitían a nadie entrar. Fuera había decenas de personas con su entrada en la mano sufriendo calor y sin poder disfrutar del evento. Dentro la cosa no era mejor ya que la aglomeración de gente cada vez era mayor. Empujones, enfados con los de seguridad, la cosa iba in crescendo. Hasta tal punto que tuvo que personarse la policía municipal para hacer literalmente nada. Y así durante horas, no dejaban ni pasar a la prensa, como servidor, ni siquiera a quienes habían pagado la entrada más cara que supuestamente evitaba las colas, nada. Los más vivos se saltaban el cordón cuando nadie miraba. En cierto momento, cuando la masa de gente era casi incontrolable, el cordón saltó por los aires. Después de varias horas de pie el flujo entre pabellones se reactivó, con una marea ingente de gente cruzándolos al mismo tiempo.

Puede parecer oportunista o ignorante lo que voy a decir, pero, si permites el flujo constante, con 4 pabellones habilitados, al final el aforo se regula sólo. En un momento concreto puede ser excesivo en el 3, pero, al cabo de un tiempo, quizá ese pabellón sea el que menor número de visitantes alberga, y el flujo se ha ido al 5 o al 7. Depende del momento, pero si lo cierras y aglutinas a decenas de personas que quieren acceder a él, el riesgo de accidente es demasiado elevado. Desconozco si esto se debió a mala organización, a desconocimiento o a exceso de venta de entradas por parte de Japan Weekend. Lo único que tengo claro es que no debe repetirse NUNCA JAMÁS.

Después del caos, nos toca comentar el pabellón 3, el pabellón de los artistas, que era, de lejos, lo más interesante de todo el evento. Había casi 200 stands en el Artist Alley y casi el doble en la zona No Comercial. Gente con un talento enorme y no me voy a meter con la polémica de que la mitad de ellos tenían arte de Genshin Impact. Mirad, cada uno vive de lo que puede, y bastante tenemos con llegar a fin de mes, así que más respeto.

Volviendo al tema que nos ocupaba, fue un gustazo recorrer esas decenas y decenas de puestos y comprar cositas en algunos de ellos (os las mostraré en una entrada unos días después). Muy amables y agradables todos los artistas con los que tuve el placer de hablar. Incluso algunos de ellos posaron para las fotos o me dieron un abrazo por ser muy fan de ellos. Lo dicho, fueron la luz que iluminó este evento tan oscuro, gente con la que era un placer interactuar y que merecen todo lo bueno que les pueda pasar. De verdad, ojalá les fuese francamente bien en cuanto a ingresos.

La parte gris fue recorrer ese pabellón justo después de lo comentado en el apartado anterior, así que, como podéis suponer, había mucha, muchísima gente y acceder a algunos stands era realmente complicado. Pero peores cosas hemos sufrido, las cosas como son.

En resumen, una edición desastrosa, repleta de quejas de artistas y asistentes. 4 pabellones, más que nunca, pero con mil problemas para moverse entre ellos. Entradas caras y unas colas que recordaron al peor Expomanga a pleno sol. Y eso sumado a la censura de un invitado previamente y a todas las protestas y cosas que se están, cada día, haciendo públicas en las redes redondea un fin de semana negro para la historia de Japan Weekend. Los artistas fueron la luz que iluminó este evento. Gente fantástica y con quienes era un placer pararse a charlar y a apoyar su arte (en unos días tendréis la entrada de compras). Y bueno, una lástima que no pudiese ver y cubrir el concurso de cosplay, para una vez que voy con la cámara. Problemas de salud me obligaron a tener que abandonar el evento a mitad de la tarde. Y visto lo visto, no me perdí mucho, ya que tras el concierto no hubo la prometida sesión de firmas de Subwoolfer y el concurso de cosplay fue un poco desastroso según he estado leyendo.

Dicho lo cual, no asistiré a la próxima Japan Weekend de Bilbao el 8 de octubre y está en el airé asistir a una futura edición de Madrid o Bilbao, muy a mi pesar, hasta que varios aspectos cambien y mejoren. Y no me malinterpretéis, yo no quiero que Japan Weekend caiga y desaparezca, ya que en el pasado he disfrutado mucho, especialmente sus ediciones de la capital, pero, de un tiempo a esta parte el rumbo no es el correcto. Censura, desastre con el aforo, lavarse las manos y omitir explicaciones, entre otras muchas cosas. Para ser el mejor hay que ser decente, no sólo basta con ser el más grande. Así que toca ponerse las pilas y hacer las cosas bien.

Os dejamos con la galería fotográfica del evento. Muchas gracias a todos los que posasteis.

¡Nos vemos en el próximo evento, El Mangamore de Amorebieta el 15 de octubre!

PD: Gracias a quienes posaron amablemente en las fotos de la galería.

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