Hace unos años al hablar de eventos de videojuegos Retro que tienen lugar en nuestro país, nos hubiese venido a la cabeza Retromadrid y poco más. Ahora, afortunadamente, los hay en muchas ciudades españolas. Muchos y muy variados, pero el que tiene lugar en la capital española sigue siendo de los más reconocidos. Retromadrid tuvo un parón de dos años porque las ediciones que tuvieron lugar en el espacio cultural «Matadero» se les fue, literalmente, de las manos. Problemas de aforo, de espacio, el lugar tampoco era demasiado acogedor para el evento y más problemas por lo que se decidieron tomar un descanso y replantearse el camino a seguir.
2017 fue el año del regreso de Retromadrid. Volvía con ligeros cambios. Para empezar se había deshecho por completo de los stands comerciales, para enfocar el evento a un ámbito más cultural y por otro lado cambiaba de sitio para tener lugar en el Espacio Cultural Daoíz y Velarde. El primer punto no gustó a mucha gente ya que era un lugar de caza para los coleccionistas, además el lugar era más pequeño. Sin embargo los hechos y el tiempo han dado la razón a la organización. Con todo esto llegaba la edición de 2018, la edición que debía consolidar dicho cambio hacia un evento más de corte cultural.
Ante todo debo comentar que en la edición de 2017 yo me quedé sin entrar debido a los problemas de acceso que hubo a primera hora por la validación de los pases prioritarios. No es que no fuese a entrar, simplemente decidí no hacerlo tras estar más de una hora en la cola. Después fue más fluida, pero no estuve para verlo. Así que puestos en situación, vamos a la edición de este año.
Debo admitir que llegaba con ciertas dudas, ya que desde la primera vez que asistí a una Retromadrid, mi principal interés siempre ha sido la zona comercial. Me interesaba ir a cazar rarezas y gangas Retro. Desde que me enteré que esto se había eliminado con el salto al nuevo centro cultural mi interés por la feria decreció ligeramente. Escuché buenas críticas respecto a la de 2017, esa edición en la que decidí no entrar, aunque también algo malas debido a la falta de stands comerciales. Sin embargo eso no modificó mi ligero desinterés en la feria.
Pese a todo decidí darle una oportunidad al nuevo Retromadrid y asistir este año. En esta ocasión no había pases prioritarios, por tanto todos teníamos que hacer exactamente la misma cola. Debo remarcar de antemano que no era ni mucho menos tan larga como el pasado año. La que cola que había era lógica para un evento meramente cultural con aforo limitado. Esta fluyó de forma completamente normal una vez se abrieron las puertas. Lógicamente había personas contando la cantidad de gente que accedía y que salía del recinto por si hubiese que cerrar el acceso, algo que en ningún momento sucedió y todo el que quiso entrar pudo hacerlo en todo momento.
En primer lugar, en lo que a contenidos del evento se refiere, debo comentar el sentido homenaje que se le hizo al enorme Alfonso Azpiri. Tanto el stand que veis en la imagen con el libro de firmas, como el cartel del evento homenajeaban a este carismático ilustrador de nuestro país. Se le ha echado mucho en falta en esta edición de Retromadrid. Azpiri recibió un premio honorífico de este evento en 2012 por su extraordinaria trayectoria como ilustrador de videojuegos. Desde hace unas cuantas ediciones ha sido colaborador habitual del evento, evento que ahora le homenajea de esta forma tan ejemplar, tras su triste pérdida en agosto de 2017. ¡Descanse en paz genio y no deje de dibujar!
Sobre el evento en sí tampoco tengo demasiado que decir, era lo de siempre, pero sin stands comerciales. Como evento cultural sobre la informática retro, era simplemente redondo. Había desde puestos de revistas hasta máquinas recreativas, pasando por asociaciones culturales sobre informática, juegos homebrew para ordenadores clásicos y estudios independientes, entre muchas otras cosas. En definitiva, poco que comprar, pero, como se diría en la época, muchas maquinitas a las que jugar y mucho que probar.
Todo el personal de los stands era realmente amable. Cualquier máquina poco conocida que encontrásemos el personal de el stand en cuestión estaba encantado de hablarnos de su historia y su funcionamiento. Lo dicho, como evento cultural ha sido genial. Esto se notaba en el ambiente, los asistentes dispuestos a pasárselo bien y a aprender algo nuevo, además de jugar tranquilamente, nada comparable al ambiente cuando había stands comerciales, podría ser, exagerando un poco, incluso hostil, con empujones para ver quien alarga primero la mano para comprar algún videojuego.
En el piso inferior había unas cuantas vitrinas con una enorme colección de microordenadores, consolas y videojuegos, cultura e historia en estado puro. Además, en ese piso es donde se impartían las charlas y este año había una realmente especial. Ojo, no es por desmerecer al resto de charlas, ni mucho menos. Todas fueron muy interesantes y de mucha calidad, pero quería hacer mención especial a la de Jhon Ritman, el invitado estrella de esta edición de Retromadrid.
Jhon Ritman fue un muy reconocido programador en la época de los 80. Fue el creador de grandes clásicos de la época para Spectrum como Batman, Match Day o Head Over Heels. Un completo honor poder tener una charla suya en un evento en nuestro país.
En resumen, un magnífico evento cultural sobre videojuegos y máquinas clásicas. Se echa levemente en falta algo comercial, sin embargo, la retirada de estos stands ha contribuido muy positivamente al ambiente del evento, a las aglomeraciones y a las colas, así que fue decisión muy acertada. Yo mismo asistía a Retromadrid en anteriores años únicamente por este motivo, por los stands comerciales. Sin embargo este año he descubierto el verdadero potencial de este evento, me ha encantado justamente por todo lo contrario, por todo lo que ahora aporta y que yo no sabía verle en anteriores ediciones. Descubrir máquinas poco comunes, poder jugar a juegos clásicos, a máquinas arcade y a muchas más plataformas sin unas colas interminables para poder acceder a los mandos, poder salir sin miedo a no poder volver a entrar después y un sinfín de aspectos que han hecho de esta nueva Retromadrid un evento imprescindible en mi calendario ¡y eso que no tiene stands comerciales!
Así que, lo dicho, un 10 para la organización y otro 10 para el evento. Decisiones muy acertadas y este es sin duda el camino a seguir. ¡Seguid así!
Os dejo con la galería fotográfica del evento, que hay bastante.
¡Nos vemos en el próximo evento, Cantabria Alternativa el 19 de mayo!