Cuando Nintendo Switch salió al mercado, nadie, absolutamente nadie en el mundo esperaba recibir Doom en ella, nadie excepto id Software y Nintendo. Nos sorprendieron a todos en aquella Nintendo Direct de hace más de medio año anunciando tanto Doom como Wolfenstein II: The New Colossus. El segundo sigue haciéndose de rogar pero el primero ya lo tenemos con nosotros desde hace unos meses ¡y vaya si lo estamos gozando!
Doom es Infierno y Marte
Cuando cogemos el mando e introducimos Doom en la plataforma en la que lo vayamos a jugar, lo último que nos interesa, es su trama argumental. Esto podría aplicarse a cualquier juego de la saga y a la gran mayoría de shooters mata-monstruos en primera persona.
En este Doom la trama es mejor que nunca. No por ello deja de ser la misma de siempre. Estamos en Marte y se ha abierto un portal al infierno. Nuestro objetivo, como siempre, será exterminar a todos los demonios y cerrar el portal. Hasta aquí, lo dicho, lo mismo de siempre. Sin embargo, todo está mucho más desarrollado.
Al final todo se resume en matar demonios, pero al menos nos dan un motivo coherente, una trama lógica. Si voy a matar demonios sin parar, al menos me gustaría saber por qué han aparecido, por qué estoy en el planeta Marte y todas esas cosa y este juego sí que nos da todo eso y mucho más.
En esta entrega hay más personajes que nunca, que le dan mucho sentido a la trama. Algunos son aliados, o eso parece, y otros no demasiado amistosos. Los demonios por su parte todos tienen nombre, están todos los enemigos clásicos, pero no hablan, así que su único fin en el juego es comer plomo de nuestras armas de fuego.
Hay muchos diálogos en el juego y, como he dicho antes, todo ello le da sentido a la trama. Te van contando lo que tienes que hacer para detener la invasión demoníaca, por qué se ha abierto el portal, por qué estás en Marte, qué buscaba la humanidad en Marte, qué ha pasado a la Tierra y mucho más.
Estamos ante un FPS mata-monstruos con un argumento muy trabajado que engancha y mucho, además de lo que de por sí engancha desmembrar demonios.
Pudiera pensarse, por error, que como buen FPS la aventura principal para un jugador es corta. Erróneamente insisto ya que si en otros aspectos dista bastante de los FPS típicos que hay hoy día, en este aspecto también dista, y mucho. La campaña para un jugador es realmente extensa. La primera partida, dedicándole tiempo a la exploración para obtener el mayor número de secretos y mejoras posibles, puede durar fácilmente más de 30 horas. Lo cual es muchísimo para tratarse de un FPS, pero se agradece, ¡y vaya si se agradece!
Doom es bestialidad
Lo que destaca a poco de empezar a jugar este videojuego es su espectacularidad, su potencia gráfica y su brutalidad. Doom no se corta en ningún aspecto. A los pocos minutos, miento, desde el primer segundo estaremos ejecutando demonios y arrancándoles cualquier miembro, si es que tienen.
Las fases en sí son, en su mayoría, bastante simples. Guardan algunas similitudes con el Doom clásico de 1993. Se pueden encontrar llaves azules, rojas y amarillas, que sirven para abrir las puertas azules, rojas o amarillas respectivamente. Además en otras salas tendremos que eliminar a todos los enemigos para poder abrir la puerta. También hay gran cantidad de secretos escondidos por cada fase, los cuales nos obligaran a explorar hasta el último rincón de estas. Desde muñecos de doom, hasta potenciadores o mejoras para el traje o las armas.
Tanto las armas como el traje se pueden mejorar. Para aplicar mejoras deberemos utilizar unos objetos que conseguiremos explorando las fases. Hay un buen número de armas que iremos obteniendo a lo largo de la aventura, algunas de ellas comparten munición, siendo las últimas en conseguir más potentes que las primeras. Por si la variedad de armas pareciese poca, cada una de ellas tendrá 2 modos de funcionamiento, los cuales podrían considerarse 2 tipos de mejoras diferentes.
Una vez elegida la mejora principal por la que queremos llevar cada arma, podremos ir potenciándola hasta el máximo nivel, haciendo su ataque más brutal cada vez, reduciendo su cadencia de disparo y varias mejoras más.
En cuanto al traje, podremos aumentar el máximo de salud, el máximo de armadura o el máximo de munición de las armas.
Doom es disfrute
Doom es un gustazo, es un placer, es un disfrute. Es un juego muy lineal y la única recompensa a explorar lo escenarios son potenciadores para el equipo, que no es poco. Hay zonas que no dan pie a explorar, pero otras sí.
Las fases, pese a lineales, y ya lamento insistirlo tanto, están muy bien diseñadas. Un gusto exquisito por el diseño de coberturas y por los escenarios amplios para intensas batallas. Porque, si de algo puede presumir el juego, es de justamente esto, de sus momentazos de rock and roll. Es bastante previsible dónde nos encontraremos ante un combate intenso, pero eso no evita que los disfrutemos.
Una batallas espectaculares, con fuego cruzado constante que nos obligaran a mantenernos en constante movimiento para evitar ser golpeados. Además la munición de las armas vuela, literalmente. Eso nos obligará a ir cambiando de armas y movernos hacia las zonas donde cada una de estas es más efectiva.
En cuanto a la banda sonora, es bastante olvidable. Tampoco era notable, excepto un par o tres de temas, en sus entregas anteriores. La música de las batallas intensas y de jefes está bastante bien y ayuda a meternos esa intensidad en el cuerpo. En el resto del tiempo la música no destaca absolutamente nada.
Doom es portátil y sobremesa
Además de la campaña, el juego cuenta también con un modo Arcade y un modo Multijugador. El primero de ellos consiste en volver a jugar una de las fases con el fin de conseguir la mayor puntuación posible en las clasificaciones en línea. Un modo un tanto repetitivo pero bastante disfrutable. El modo multijugador, por su parte, también es bastante entretenido. Consta de varios modos de juego y va bastante fino con varios jugadores y/o demonios en pantalla. El modo multijugador ocupa una buena cantidad de espacio en la consola o en la tarjeta SD, ya que debe ser descargado al no venir incluido en el propio cartucho. Una lástima que no incluyesen el editor de niveles en la versión para Nintendo Switch.
La versión de Nintendo Switch corre a 30fps, algo que provocó alguna queja y duda respecto a su rendimiento antes del lanzamiento, sin embargo nada más probarlo dichas dudas se disuelven cual azucarillo. Doom se mueve a las mil maravillas en la consola híbrida de Nintendo. Hay ciertas rascadas puntuales cuando hay demasiado fuego cruzado y enemigos en la misma sala, pero no son demasiado comunes. El juego va a 720p de resolución, aunque en momentos como los anteriormente mencionados puede reducirse con el fin de mantener los 30 fps constantes. Esto pese a sonar feo, personalmente me parece lo optimo ya que a 30fps el juego funciona bien, no se echan mucho de menos las 60 imágenes por segundo, ya que esto no es un juego de conducción.
Para ir concluyendo simplemente resumir que estamos ante uno de los mejores FPS mata-monstruos jamás hechos, o si me apuras se podría considerar incluso el mejor. Ya lo fue en su momento y lo sigue siendo hoy día. La versión para la consola híbrida de Nintendo flojea en algunos apartados como la resolución, las imágenes por segundo, la carencia del editor de niveles o algunas rascadas puntuales, pero gana en portabilidad. ¿Quién hubiera dicho que podríamos jugar a la última iteración de Doom en el cualquier parte? Reducida en algunos aspectos, pero no deja de ser el mismo juego, tan divertido y disfrutable como lo fue hace más de un año. ¡Doom es un gustazo!
Un comentario sobre “Análisis: Doom”