¡Muy buenas Superconsoleros! Os traigo una idea muy loca que se me ha ocurrido gracias a Dan, Puerta al Sótano en Youtube. Una idea de narrar la aventura de Link en Zelda Tears of the Kingdom. Pero quiero darle un toque personal, una perspectiva distinta, un toque de cuento.
Os traigo El viaje del Héroe, el Diario de Zelda Tears of the Kingdom. Donde os contaré las aventuras de Link por el Hyrule de este nuevo juego en formato cuento, narrado en primera persona por el propio héroe.
En el Blog os lo traeré en formato texto y en Youtube de forma narrada (os lo dejaré tras cada capítulo el vídeo narrado del mismo). Como podréis imaginar estará lleno de spoilers desde el principio ya que utilizaré imágenes del propio juego que he ido haciendo durante el viaje, os aconsejo leerlo si lleváis más o menos el mismo tiempo de juego que servidor. Avisados quedáis.
Ahora sí, os dejo ya con el prólogo y los 2 primeros capítulos.
Vayamos con la historia, vayamos con el cuento, espero que os guste.

Prólogo
Me dirigí con Zelda a los Cimientos del Castillo de Hyrule. La hija de Roham había descubierto que algo yacía allí.
El aura maligna era abrumadora ahí abajo, pero no suponía un riesgo para nosotros. A medio camino la Espada Maestra se iluminó, nos quiso advertir de algo que se encontraba cerca, de un peligro inminente.
Mientras descendíamos Zelda descubrió que bajo el castillo había inscripciones Zonnan, que pertenecieron a esta antigua civilización. Unos seres que vivían en los cielos.

Una vez llegamos a una sala de tamaño considerable la princesa quedó fascinada con unos grandes murales de una de las paredes, los cuales narraban una gran guerra que puso en jaque al reino hace muchos años. Una batalla donde el Reino de Hyrule estuvo a punto de perder ante el devastador poder del Rey Demonio. La llamada Guerra del Destierro.
Una vez abandonada esa sala, tras descender un poco más llegamos hasta una sala donde un cuerpo yacía inerte con un sello en forma de brazo acoplado a su pecho. Este sello se desprendió dejando caer algo parecido a una lágrima. En ese momento el cuerpo se estremeció y de él emanó gran cantidad de aura malina que atacó a la princesa. Salí en su defensa con la espada destructora del mal, pero no fue suficiente, la hoja se rompió en mil pedazos y el aura infectó mi cuerpo.

La criatura comenzó a hablar y conocía nuestros nombres. Mencionó también a un tal Rauru. De pronto gran cantidad de aura maligna emanó de su cuerpo y el Castillo de Hyrule se elevó a los cielos.
La princesa cayó por un precipicio y salté en su ayuda, pero no logré alcanzarla. La lágrima que cogió antes comenzó a brillar y la princesa desapareció, al menos me alegra saber que estará bien.

En ese momento el brazo que sellaba a la criatura me agarró y me sacó de allí.
Siento que puedo confiar en él, pero me preocupa no saber dónde se encuentra la princesa. Una vez me recupere debo partir en su busca.
Capítulo 1
Aparecí en una sala desconocida, débil, con un misterioso acople en mi brazo que detuvo la infección de aura maligna. Una voz me habló, alguien que dice ser el propietario de este brazo. Salí de allí, de esa estancia, y tras caminar y saltar un rato descubrí que me encontraba en los cielos, más allá de las nubes. El misterioso brazo me había transportado hasta allí. En este momento realicé un gran salto de fe para llegar a otra de las islas.

Me encontraba en un gran archipiélago de islas flotantes. Deambulé un poco por los alrededores, obtuve varias setas y alguna rama para defenderme. Una pequeña criatura autómata se abalanzó sobre mi y tuve que defenderme y acabar con ella. Más adelante me encontré con otra, pero esta no era hostil. En vez de atacarme me ofreció la tableta de Prunia, un artefacto que la princesa Zelda quería que yo custodiase. La criatura me indicó que debía dirigirme hacia el Templo del Tiempo para encontrarme con la princesa.
Hacia el templo me dirigí. Durante el trayecto otra de estas criaturas amistosas me enseñó a cocinar y también me encontré con las pequeñas criaturas llamadas Kologs.
Una vez en el Templo, la puerta no se abrió. En ese momento apareció ante mi Rauru, quien dijo ser el dueño de mi nuevo brazo. Me pidió que completase los desafíos de tres santuarios para restaurar el poder del brazo y así poder acceder al Templo.

Me dirigí al primero de estos santuarios, donde Rauru me otorgó el poder de Ultramano. Con el nuevo poder solventé los rompecabezas de este primer desafío y continué avanzando hasta el siguiente. Por el camino ayudé a un desorientado Kolog a reunirse con su amigo y tuve que derrotar a más autómatas hostiles. También me enseñaron a cazar.
En el segundo santuario obtuve el poder de Combinación. Gracias a él combiné varias armas y pude derrotar al autómata que se interpuso en mi camino y completar el desafío. Una vez fuera las batallas se tornaron más cruentas ya que los autómatas ahora portaban armas combinadas.

Una nueva criatura amistosa me enseñó a usar las baterías con los artefactos Zonnan. Gracias a estos artefactos construí una balsa y más adelante una vagoneta propulsada para seguir avanzando. Más adelante otra criatura amistosa me explicó el funcionamiento del generador de artilugios portátiles.
Derroté a una enorme criatura compuesta de cubos y atravesé una mina en mi trayecto al tercer y último santuario. Sufrí mucho en la zona helada, así que gracias a mis conocimientos culinarios y los consejos de algunas criaturas amistosas cociné unos platos calientes para poder hacer frente al clima helado. Una vez llegué al santuario obtuve el poder de Infiltración y solventé su acertijo.

Ahora podía acceder al Templo del Tiempo. La enorme puerta reaccionó a mi brazo y se abrió de par en par. Dentro había una enorme lágrima que me llevó ante Zelda. Pero la noté diferente, distante. No parecía reconocerme. La princesa me otorgó el poder de Retroceso y se desvaneció.
No pude avanzar más en el Templo para seguir tras la princesa. Rauru se apareció ante mi una vez más y me dijo que aún faltaba un cuarto santuario por completar. Me dirigí hacia él donde tuve que poner en práctica la nueva habilidad recién adquirida.

Una vez completado pude seguir avanzando en el Templo del Tiempo y, tras obtener un contenedor de corazón, logré salir por la puerta trasera. Y tras un corto trayecto llegué ante una gran esfera de luz. Sentí una presencia familiar en ella. Elevé la deteriorada Espada Maestra y esta se fundió con la luz y desapareció ante mis ojos. Estoy seguro de que estará a buen recaudo.
Por mi parte debo seguir tras la princesa, el viaje sólo acaba de empezar.
Capítulo 2
Sin la Espada Maestra en mi poder realicé un gran salto de fe desde los cielos hasta el Reino de Hyrule. Debía buscar nuevas pistas sobre el paradero de la princesa Zelda, seguramente Prunia, la dueña de la tableta que Zelda me confió, pueda ayudarme.

Antes de dirigirme a donde debía visité un santuario cercano y exploré un poco los aledaños, donde descubrí un enorme cráter de aura maligna. Parecía peligroso y no me acerqué en exceso.
Me dirigí entonces hacia mi objetivo y descubrí un pequeño poblado fortificado. Ahí me encontré con el inventor Rotver y más adelante me reuní con Prunia, quien había experimentado un nuevo cambio físico. Conté a la veterana inventora todo lo sucedido en el castillo al comienzo de la aventura. Esta me pidió entonces que me dirigiese al castillo para reunirme con una de sus avanzadillas.

Antes de partir exploré en profundidad el pueblo y descubrí que lo habían construido sobre un refugio subterráneo. Hablando con los civiles allí presentes descubrí que Prunia había organizado avanzadillas para explorar los distintos puntos de interés del Reino y que a varios de los civiles les preocupaba especialmente el poblado Orni, el cual estaba sufriendo una enorme ventisca nunca antes vista.
Pero no puedo descuidar mis objetivos, ya iré más adelante. En estos momentos debo dirigirme al castillo. Hacia allí partí.
Por el camino completé un nuevo santuario con un desafío de combate donde aprendí a defenderme mejor.

Decidí dar un rodeo alrededor del castillo antes de ir al lugar que debía. Rodeé pues el castillo y lo exploré por la parte trasera, donde me enfrenté a un Invocantis Eléctrico que me puso contra las cuerdas.
Entonces accedí escalando a una entrada al castillo por la parte trasera. Hablé con un guarda que me dijo que custodiaba un gran arsenal real. Accedí por una trampilla y descendí varios pisos luchando contra Horroblins, lizalfos azules y bokoblins negros y obtuve armamento de gran calidad. Tras perderme un buen rato por algunas cuevas llegué a una sala bastante amplia con un gran montón de piedras. Cuando destruí gran parte de ellas, resultó que abajo, enterrado, se hallaba un enorme Hinox Esquelético que comenzó a atacarme. Me había metido donde no debía, en la boca del lobo, y no estaba ni mucho menos en condiciones de derrotarle. Tras gran sufrimiento y perder varias de mis armas más valiosas logré hacerle morder el polvo.

Seguí explorando un poco más y decidí marcharme de ahí, había puesto mi vida en juego en una zona demasiado complicada para mi nivel de preparación actual.
Decidí que era el momento de continuar con lo que me había sido encomendado, así que me teletransporté fuera y entré por la puerta principal del castillo. Ascendí por la ladera saludando a los guardas, uno de ellos no me permitió el paso al interior del castillo, seguramente por la dureza de lo que ahí dentro esperaba. Quien me mandaría a mi haberme adentrado por la parte trasera, un error que casi me cuesta todas mis vidas de Hyliano.

Al llegar a lo alto me encontré con Hozlar, el comandante de esta avanzadilla. Pero, de forma totalmente inesperada la princesa Zelda apareció sobre una de las murallas. Me miró fijamente, y ascendió a los cielos en forma de motas luminosas.
Me dirigí a contar a Prunia todo lo ocurrido una vez más. Sorprendida me enseñó a utilizar las Atalayas para cartografiar todo el terreno y buscar nuevos puntos de interés. Además, me dio la paravela.
Después hablé con Rotver y la joven investigadora del subsuelo Josha. Quienes me encomendaron una misión en el subsuelo. Debía ayudarles a buscar unas formas rocosas. Paravela en mano fui al cráter de aura maligna que había visto antes y, haciendo uso del objeto recién adquirido, bajé por él.

La zona era oscura, fría y peligrosa. El aura maligna contaminaba cada rincón de esas tierras inferiores. Me perdí un buen rato por ellas. Toda criatura era hostil allí, además estas estaban impregnadas de aura maligna, lo cual las hacía aun más peligrosas. El aura maligna se adhiere a tu cuerpo y te hace más débil, no te permite recuperarte de las heridas. Has de tener mucho cuidado allí abajo.
Fui iluminando la zona con piedras luminosas que había obtenido en las islas Celestes. Afortunadamente había varias zonas seguras cuya luz limpiaba el aura maligna de tu cuerpo. Tras derrotar varias criaturas y abrirme paso terminé llegando donde estaba el pequeño Rotver. Este me dio la Cámara de Fotos. Una herramienta con la que podre completar la Enciclopedia Hyliana fotografiando todo objeto y criatura durante mi aventura.

Una vez explorado el subsuelo volví a tierra y me dirigí de nuevo al pequeño poblado fortificado.
No me saco de la cabeza lo que me han contado sobre el Poblado Orni. Quizás debo ir en su ayuda. Es posible que descubra nuevas pistas sobre el paradero de la princesa Zelda en esa región.