Nintendo nos instó hace unos días a permanecer atentos a su nueva experiencia jugable, que resultó ser Nintendo Labo. Las críticas no se han hecho esperar, pero, desde el primer momento, se dijo que sería para niños. Si a alguien no le gusta, es que no va dirigido a él. No hay que ser egoísta ni esperar que todo lo que haga nuestra querida compañía o cualquier otra vaya dirigido siempre a nosotros. Ninguna compañía piensa en cada uno de nosotros de forma individual, ni sería rentable hacerlo, sino piensa en grupos de gente, o, en este caso, en rangos de edades. Solamente busca eso, abarcar más rango de edad. Nintendo Switch está siendo un éxito, pero parece que a los más niños no les termina de llegar, esto es un paso hacia ese objetivo.
Entrando ya en materia, Nintendo Labo no es sólo cartón como se está diciendo por ahí. Es un juguete, un juguete para los niños. Si Nintendo Switch no les termina de llegar ni atraer, por esta vía, por la vía de los juguetes, puede que sí. Sólo hace falta recordar cómo se logró vender la NES, la Nintendo Entertainment System, en Estados Unidos. En aquel entonces era la crisis de los videojuegos y ningún padre quería saber de ellos. Nintendo tuvo que crear a Rob, un artilugio que se movía con la consola y servía para jugar, tuvo que vender la Nes como un juguete, os suena, ¿verdad?
No es nada nuevo que Nintendo haga juguetes, Nintendo era una juguetera, bueno, para qué engañarnos, lo sigue siendo. Los videojuegos no dejan de ser juguetes y Nintendo nunca ha dejado de ser la juguetera de entonces. Con Nintendo Labo tendremos que montar el periférico con el que luego jugar al videojuego, parte de la diversión es el montaje y después viene la parte de jugar con él. Con montaje de por medio o sin él, juguetes al fin y al cabo cuyo único fin es entretenernos, fin que Nintendo siempre cumple con nota.