¡Atención!
Esta entrada contiene spoilers de la trama de
The Legend of Zelda Tears of the Kingdom

Capítulo 3
Antes de partir hacia la región de los Orni decidí explorar más a fondo la zona central del Reino ahora que tenía el mapa completo desbloqueado. Con tan mala suerte que sucedió un episodio de Luna Carmesí.
Tras este desafortunado incidente continué con la exploración y comencé por la parte noreste de la región.
De camino a un nuevo santuario, tuve que enfrentarme a un Petrarock fortificado. En un primer momento me pilló desprevenido y fracasé, pero volví con nuevas ideas y lo derroté con flechas con setas. N-n-no se me ocurría nada mejor, y me sobraban setas.

Una vez completado el santuario me encontré con Shimie, quien me mostró donde se esconden los tesoros de Nambod, unas prendas con efectos muy útiles para la aventura. En cuanto tenga tiempo iré a por ellos.
Después charlé con Wakat quien está ayudando a Impa a desentrañar los misterios de los Geoglifos. Me ha dado la ubicación de Impa, la haré una visita de camino al poblado Orni.
Cuando cayó la noche sufrí una de las experiencias más terroríficas de lo que llevo de aventura. Me encontré con unas manos envueltas en aura maligna. Terror, pavor. No dudé en echar a correr y a duras penas lo logré huir de ellas, casi no lo cuento. Si te alcanzan te merman la salud igual que sucede en el subsuelo y no puedes recuperarla hasta estar a salvo. Es terrorífico. Espero no volvérmelas a encontrar.

Ayudé a algunos Kologs a reunirse con sus amigos perdidos, aunque casi ahogo a uno de ellos. Pobre. También ayudé al joven Dillie a salir de un pozo, la escalera se le había roto y haciendo uso de la Ultramano le ayudé a salir de allí abajo. Y también eché una mano al pobre Kalibat en su afán de llenar de propaganda de Construcciones Karid todo el Reino de Hyrule.
Sin duda alguna una de las cosas más surrealistas que me ha sucedido en lo que llevo de aventura ha sido enfrentarme a un árbol. Seguro que esto no sale ni en los libros de la Princesa Zelda.

Cuando estaba explorando la parte sur de la región me encontré con una posta. En ella, hice una breve visita a Terry y hablé con alguno de los ciudadanos de Hyrule allí presentes. Uno de ellos, que estaba leyendo un periódico, volvió a mencionarme la gran ventisca que asolaba al poblado Orni. De verdad, debo visitarlo en cuanto pueda.
Cuando volví a campo abierto tuve que enfrentarme a un Gran Bokoblin en un combate realmente complicado. Después encontré un asentamiento enemigo y gracias a la colaboración de la patrulla de Hozlar, conseguí hacer morder el polvo a todos los enemigos allí presentes. Tras este exitoso asedio, Hozlar me comentó que se dirigían a otro asentamiento enemigo. En cuanto pueda, iré a echarles una mano de nuevo.

Más adelante encontré otro asentamiento enemigo, pero esta vez tuve que afrontarlo en solitario. Entre los enemigos allí presentes había un Gran Bokoblin y un pequeño bokoblin acorazado. Me costó bastante salir victorioso.
Mientras seguía explorando la zona utilicé las rocas que caían de los cielos con la habilidad de retroceso, para ascender a unas pequeñas islas con unos tesoros bastante interesantes.
Como viene siendo habitual en mí, fui de nuevo a donde no debía, volví al castillo. Esta vez descubrí una nueva entrada por un lateral haciendo uso de una vagoneta y una turbina. Me encontré con cuatro bokoblins negros y un Gran Bokoblin negro. Todos portaban armas muy poderosas y escudos fuertemente reforzados. Me costó mucho vencerles, pero lo logré. Y me quedé con todo su arsenal.

Continué mi investigación y tuve que enfrentarme a dos Like Likes eléctricos y volví a ver a las odiosas manos, pero no lograron alcanzarme. Cuando regresé al exterior tuve que enfrentarme a un Invocantis Fulgurante. Sus ataques son similares a los de un invocantis eléctrico, pero es capaz también de invocar criaturas e incluso una tormenta.
Antes de terminar de explorar la zona tuve que enfrentarme también a un gran Hinox Esquelético. Y antes de entrar en la región donde aguarda Impa, hice lo propio con un enorme Hinox que custodiaba el puente.
Estoy muy intrigado por lo que me aguarda en el poblado Orni. Pero antes debo echar una mano a Impa, seguro que puedo ayudarla en su investigación sobre los Geoglifos.
Capítulo 4
Nada más entrar en la nueva región, me adentré en una cueva donde aguardaba uno de los tesoros de Nambod, y me hice con él. Después me fui dirigiendo hacia donde esperaba Impa. La anciana Sheika me pidió que la ayudase a arreglar su globo aerostático. Una vez hecho me habló sobre los geoglifos. Me dijo que estos eran de una época antigua y que en cada uno de ellos se escondía una lágrima de dragón. Me pidió entonces que buscase la del geoglifo que estaba justo al lado.
Una vez la encontré vi un recuerdo de Zelda. Donde descubrí que la princesa había viajado a una época pasada y se había reunido con Rauru y con Sonnia. Los primeros Reyes del Reino de Hyrule.

Impa me comentó que los geoglifos tienen relación con el templo olvidado, que se encuentra en la región de Hebra. Tendré que ir en cuanto tenga un rato.
Después completé el santuario que estaba al lado de la posta y hablé con el dueño. Quien me dio de alta en el registro de miembros, el cual me dará recompensas según vaya visitando las distintas postas y pernoctando en ellas. Antes de marchar el dueño me comentó que también podía registrar ahí a mis caballos, pero yo no tenía ninguno. Para mi sorpresa me dijo que sí y vi que tenía disponibles los caballos de mi anterior aventura. ¡Qué gran alegría saber que los habían seguido cuidando!

Antes de abandonar la posta ayudé a Emmi a construir su carreta y Arione me contó que la posta de al lado del poblado Orni había tenido que cerrar debido a la ventisca.
Para poder visualizar mejor el mapa de la región decidí ir directamente a la Atalaya de la misma. De esta manera desbloquee todo el mapa terrestre y el de los cielos de esta región.

Descendiendo de donde estaba la Atalaya me encontré con Obab. Al fin pude expandir mi alforja haciendo uso de las semillas Kolog. Pero tras obtener dos espacios de armas Obab se marchó a otra región. Espero volvérmelo a encontrar pronto, es de gran ayuda.
Al lado de donde se encontraba Obab había una entrada a una cueva y me adentré en ella. Me volví a encontrar con las odiosas manos. Hui de ellas hasta llegar a un santuario, pero una vez completado tuve que desandar el camino y volver a enfrentarme a las malditas manos. Aproveché la ventaja que me daban las alturas y les disparé flechas bomba desde una distancia que no me podían alcanzar. Derrotarlas fue un gran error ya que entonces apareció Ganon Fantasma. Quien atacaba con gran fiereza y se teletransportaba. Mis ataques no parecían hacerle daño alguno. Además, empezó a llenar toda la sala de aura maligna así que tuve que huir rápidamente de allí.

Con todos los santuarios que llevaba completados decidí buscar una Estatua de la Diosa para hacerme más poderoso. Obtuve un nuevo Contenedor de corazón y amplié la resistencia.
Debo ir hacia la región de los Orni, pero antes tengo que terminar de explorar a fondo esta región recién abierta.
Capítulo 5
Comencé explorando la nueva región por la parte noreste. Me encontré con un Hinox con refuerzos en algunas de sus extremidades que no me puso las cosas nada sencillas. Después me volví a cruzar con unos viejos amigos, los secuaces del clan Yiga. Quienes siguen obsesionados con acabar con mi vida.

Tras completar un santuario me encontré con un pozo, el cual estaba impregnado de aura maligna. Este pozo no era como los demás, conectaba directamente con el subsuelo. Me lancé por él. Fui a parar a una zona bastante más al norte que lo que había visitado con anterioridad. Activé una nueva raíz y tras combatir con algunos enemigos decidí regresar a la superficie.

Tras derrotar a un nuevo Hinox y ayudar a algún ciudadano del reino con sus tareas, me encontré con el enemigo más poderoso del ejército de Ganon con el que luché en la anterior aventura, el Centaleón. El primero que me encuentro en esta nueva aventura. Me hizo sudar mucho ya que tiene nuevos ataques, pero logré vencerle.
Avancé un poco más en la exploración y me encontré con un nuevo cráter de aura maligna. Otra conexión con el subsuelo. Y volví a descender. Activé una nueva raíz cercana y exploré un poco la zona. Me encontré con una nueva criatura compuesta de cubos, pero esta era mucho más resistente y agresiva que la de los cielos. Fracasé varias veces hasta que descubrí que todos los poderes del brazo funcionaban contra la criatura. Podía retirarle los cubos o hacerles retroceder para desequilibrarla. De esta manera la acabé derrotando. Tras tanto sufrimiento regresé a la superficie.

Continué explorando la zona por la parte norte evitando el gran cañón que separaba las dos partes de esta región. Rodeando el cañón llegué a una nueva posta al lado del puente colgante que cruzaba el cañón. Descendí por un pozo que había al lado de la posta y recibí una misión de descubrir todos los pozos del Reino de Hyrule.
De vuelta en la posta el dueño me dio un arnés de tiro para mis caballos al haber acumulado puntos de socio suficientes. Hablando con la gente que había en la posta, una mujer orni comentó, una vez más, sobre la ventisca que asolaba a su poblado. Y también me hablaron sobre una misteriosa criatura.

Continué mi exploración por la zona y descubrí un nuevo Geoglifo. Obtuve la lágrima y vi un nuevo recuerdo de la princesa Zelda. En él, dialogaba con Rauru y Sonnia sobre el poder del tiempo y sobre mí.

Tras el impactante recuerdo seguí explorando la región. Me encontré con un entretenido puzle Kolog y me enfrenté a un nuevo Petrarock Fortificado que me dio bastante guerra.
Llegué a una amplia llanura repleta de una especie de champiñones gigantes. La recordaba de mi anterior aventura. Escalé varios de ellos en busca de tesoros, pero no había apenas nada. Como mucho algún Kolog, pero nada más.
Derroté a un nuevo Hinox y tomé una de las rocas que caían de los cielos para alcanzar una Isla Celeste. En ella encontré un Generador de Artilugios portátiles. El cual ofrecía algún objeto diferente al que había visto anteriormente.

Antes de terminar de explorar toda la parte derecha del gran cañón tuve que enfrentarme a un nuevo Centaleón. Pero tras haber combatido ya con uno, este me costó menos.
Antes de cruzar el puente decidí que era el momento de explorar un poco más el subsuelo para poder ampliar mi capacidad de baterías canjeando los cristales energéticos. Así que descendí.
Seguían dándome miedo los enemigos rodeados de aura maligna, son más peligrosos que los de la superficie, aun así, ahora estaba decidido a enfrentarlos.
Empecé con un enorme Hinox Esquelético, que no me resultó demasiado complicado. Después me encontré con un Anuronte, la criatura con forma de sapo que tanto me aterrorizó tiempo antes. Logré zafarme de sus ataques y con gran habilidad conseguí destruirle todos los puntos débiles de su espalda.

Ya tenía suficientes cristales, así que fui a canjearlos por una célula energética.
Pronto llegaré al poblado orni para poder ayudarles con la ventisca, sólo me queda una pequeña parte de esta región por explorar. Aguantad un poco más.
