¡Atención!
Esta entrada contiene spoilers de la trama de
The Legend of Zelda Tears of the Kingdom

Capítulo 45
Me dirigí a la región del sur de la zona central. Marché directo a la atalaya, como siempre. Abrí la puerta, pero el dispositivo no funcionaba. No había manera de activarla. Había un pozo cerca, descendí por él. Encontré a Kaben tras unos barrotes, no pude ayudarle, no encontré la manera de elevarlos.
Exploré un poco los alrededores. Hallé otro pozo. Conectaba con el de antes, pero aquí sí encontré la forma de alzar los barrotes y rescatar al joven. Este regresó a la atalaya y la puso en marcha. Esta vez pude activarla y obtener el mapa de la superficie y el de los cielos.

Exploré los cielos en primer lugar. Encontré una nueva tablilla. Se la entregaré a Lekto en cuanto pueda. En una pequeña isla hallé una piedra verde. Esta me señaló un lago en la superficie. Indicaba el centro de un remolino. La llevé hasta allí en una máquina voladora. Bajo el remolino había una cueva donde debía depositar la piedra para que se convirtiese en santuario. Regresé a los cielos y combatí contra un Gólem Cúbico Supremo en una isla circular. En un cofre que tenía adherido a su cuerpo obtuve una voluntad de los sabios. Me quedaba por explorar un gran cúmulo de nubes. Me acerqué a él, había islas ocultas en su interior. La visibilidad eran tan escasa que no podía ver nada y no paraba de colisionar con la máquina voladora. Así que lo dejé para otro momento, seguro que hallaré un modo de deshacerme de esas nubes.

Era el momento de explorar la superficie. Comencé por una sección al norte. Me encontré con Oney y tuve que ayudarla, una vez más, a recuperar sus peluches. Después derroté a un Hinox, a un Petrarock Fortificado y hallé un nuevo pozo que conectaba con el subsuelo. Descendí, activé una raíz y regresé a la superficie.

Había un enorme geoglifo en esa zona y la curiosidad podía conmigo, así que lo visualicé. Ganondorf estaba sobre una montaña de lo que parecía ser el desierto Gerudo. Unas guerreras de esa tribu comenzaron a tocar una melodía que movilizó a los moldora. Entonces Rauru, con el apoyo de Sonnia y Zelda, emitió un poderoso rayo de luz que acabó con todas las criaturas del desierto. En ese momento el líder Gerudo se percató de la piedra secreta que el Rey de Hyrule utilizaba para potenciar sus habilidades. Un interesante recuerdo, sin lugar a dudas es de los primeros. Ya que he visualizado anteriormente uno donde Ganondorf obtiene una piedra secreta y otro donde Sonnia es abatida por él.

Marche entonces a explorar la selva, la sección sureste de la región. Encontré una cueva cerca de una cascada. Tras descender varios pisos acabé con un Hinox negro. En otra cueva encontré un cuaderno. Este decía que debía arrojar una lanza zonnan alada y que ésta atravesase un anillo brillante. Lo hice y apareció un santuario.

Exploré unas montañas cercanas. Hallé muchas estatuas Zonnan, pero no les encontré ninguna función o utilidad. Continué explorando la zona y derroté a otro Hinox negro, a un Centaleón blanco y una vez más a Ganon Fantasma. De vuelta en la selva hallé otra cueva. En ella tuve que utilizar unas corrientes de aire para desplazarme. En la zona más profunda de la misma derroté a un Hinox azul. Más adelante encontré otra cueva más. Esta vez estaba completamente a oscuras. La iluminé con semillas y acabé con un Hinox rojo.

En la zona norte de la selva me encontré con Shima. Esta joven cuidaba de los gondon, una nueva especie animal que descubrió la princesa Zelda. Entonces apareció Penn. El rumor que decía que habían visto a la princesa sobre una bestia venía de aquí, se trataba de estas nuevas criaturas. Otro rumor sobre la princesa solventado. Como ya llevaba 9, me entregó las grebas anfibias como agradecimiento.

Continué explorando más al sur y hallé una cueva con algunos tesoros. Acabé con un poderoso grupo de enemigos plateados con escudos de calidad. En la zona de la playa acabé con otro Hinox negro. Y de camino a la zona del interior acabé, una vez más, con Ganon Fantasma.
Había visualizado una nueva posta, así que completé el santuario cercano antes de visitarla.

Aun me queda gran parte de la región por explorar. Los recuerdos sobre la princesa cada vez me preocupan más y en el presente recibo noticias confusas. Necesito encontrar pronto a Zelda.
Capítulo 46
Había llegado a una nueva posta. Comencé obteniendo los puntos del gremio tras hablar con el dueño y le pregunté sobre la foto para el cuadro. Quería una instantánea de la cascada de Faroria en un día despejado. Afortunadamente hacía buen tiempo ese día, así que hice la foto y se la entregué. Fuera de la posta hablé con Akamp. Me comentó que había tres monstruos gigantes que habían ocupado tres cuevas de la zona norte de la selva. Le conté que ya había acabado con ellos.

Con todas las tareas de la posta completadas me dirigí a la zona norte, cerca del lago Hylia. Acabé con un Hinox negro y encontré una nueva efigie de la Diosa. Me pidió una garra de Faren, el dragón que rondaba esta región, en cuanto consiga una se la traeré. Ayudé a Kalibat cerca de lago y exploré el puente. Estaba custodiado por un Griock flamígero, así que hui rápidamente. Marché a explorar las islas que había en el lago, el geoglifo de la montaña lo dejé para el final. En una isla encontré un abismo. Bajé por él. Activé una raíz y regresé a la superficie. Entonces exploré la zona cercana a la atalaya de la región.

Acabé con todos los enemigos de un asentamiento y rescaté a Hinagan. Me recompensó con un diamante. En una montaña cercana me encontré con Koltin, tenía varios emblemas de Fantasmo para entregarle. Me recompensó con el tocado de los espíritus. No tenía más recompensas para mí, pero aún quedan 64 emblemas en el reino. En cuanto los consiga se los entregaré.

Acabé con unos enemigos y encontré un pozo. Este dio a parar a una cueva subterránea con la que conectaban varios pozos de los alrededores. En la cueva encontré un nuevo santuario. De vuelta en el exterior encontré un nuevo abismo. En el subsuelo hallé una nueva base del clan Yiga. Estaba bien custodiada, pero logré evitar las trampas y me hice con su esquema. Activé una raíz cercana y regresé a la superficie.

Tras derrotar a algunos enemigos me encontré con un gólem ayudante. Quería que acoplase en unas ranuras unas llaves que nacen del agua. Me costó entender a lo que se refería. Tenía que helar el agua del río cercano para obtener bloques de hielo con forma de rombo. Después tenía que derretirlos en la hoguera cercana hasta el punto de encajar en las tres ranuras de diferentes tamaños que había en el mural. Una vez hecho apareció un nuevo santuario. Un poco más al sur encontré otro santuario.

En ese momento el dragón Faren pasó cerca de donde estaba. Ascendí con la máquina voladora y obtuve su garra. Se la entregué a la efigie de la Diosa y me recompensó con un topacio. Había ayudado a las tres efigies, por tanto, había completado la petición de la Gran estatua de la Diosa. Así que marché a visitarla. Ahora estaba completamente reparada. Me recompensó con la espada alba celeste.
Regresé al lago Hylia. Tenía una petición de un kolog del bosque, quería que le mostrase unos círculos que giraban en el lago. Hice una foto al remolino y se la entregué. Entonces me pidió otra foto de los círculos que giran en la arena. En cuanto pase por el desierto la haré.

Acabé con un par de Petrarocks y me fui acercando a una nueva posta en la zona sur. Derroté a unos enemigos cercanos y completé el santuario. Entonces hablé con el dueño y le pregunté sobre su petición fotográfica. Quería una foto de un caballo gigante blanco. Al sur de la posta se podía hallar uno. Hice la foto y se la entregué. Me volví a encontrar con Penn. Le había llegado el rumor de que habían escuchado la voz de Zelda por la noche cerca de la posta. Así que salimos a investigar. Terminamos llegando a un pozo. Abajo estaba Sagesa. Habían confundido su voz con la de la princesa.

Un hombre que cocinaba fuera de la posta me desafío en un circuito. Tenía que acoplar el arnés de tiro a un caballo y transportar una caja sobre una plataforma atravesando 10 arcos. No fue sencillo, pero logré superar el tiempo objetivo. Me recompensó con 3 puntos del gremio. Un joven de la posta hablaba de Flauryn, el flautista, uno de los músicos de la orquesta. Este músico estaba sobre uno de los árboles. Me pidió 10 luciérnagas sigilosas. Una vez se las entregué regresó con su banda.

Marché entonces a la región anterior. Me dirigí a la posta en busca de los músicos para despertar a la gran hada. Les transporté con un vehículo y con su música la despertaron. Reforcé mi equipamiento hasta el nivel 3. Al tener la banda al completo podía despertar ya a la cuarta y última hada. Esta estaba en una región de la zona norte, la primera que me encontré durante la aventura y no pude despertar entonces. Construí un vehículo con techo para resguardar a los músicos de la nieve y los llevé hasta la gran hada. Tocaron y la despertaron. Me agradecieron mucho haberles ayudado a reunirse de nuevo. Aproveché a para mejorar mi equipamiento hasta el nivel máximo.

Enseguida me dirigiré al desierto, donde una nueva tribu y templo aguarda. Pero antes debo terminar de explorar lo que me queda de región, donde espera un nuevo geoglifo.
Capítulo 47
Debía terminar de explorar la región para dirigirme al desierto Gerudo. Mientras exploraba las playas del sur encontré una cueva, en ella obtuve el casco del espectro en un cofre. Derroté a un centaleón azul y encontré un barco pirata. Frente al barco me encontré al escuadrón de Olim. Estaban preparando el asalto al barco, así que me uní a ellos. Juntos derrotamos a la horda de monstruos de diverso rango. Me dieron las gracias y marcharon a seguir liberando el reino de monstruos.

Encontré algunos enemigos y alguna cueva, pero sin gran botín. Entonces procedí a explorar la última sección que me quedaba. En una amplia explanada me enfrenté a un centaleón plateado. Me puso las cosas muy difíciles, pero logré derrotarle. Mientras exploraba me encontré con Bemok, quien custodiaba una piedra verde. Para entregármela me pidió que le trajese el caballo gigante. Marché a por él y se lo mostré al joven. Entonces me entregó la piedra verde y la transporté hasta el lugar donde se convirtió en santuario. Acabé con un Hinox azul y con Ganon Fantasma y terminé llegando al geoglifo de la colina que había visto desde el puente.

Visualicé entonces el recuerdo del geoglifo. Rauru se estaba preparando para enfrentarse al Rey Demonio. En ese momento Zelda aparece y recuerda el cuerpo que encontramos bajo el castillo. Se trataba del mismo ser, de Ganondorf. Entonces la princesa advierte al Rey de Hyrule, le dice que fracasará en su enfrentamiento. Rauru le contesta que está dispuesto a luchar, aunque le cueste la vida. Aun así, el Rey cree que tal vez haya una oportunidad con la espada destructora de mal. Debe haber alguna razón por la que la princesa haya viajado a aquella época, pero tanto Rauru, como Zelda, como yo mismo la desconocemos.

Era el momento de explorar el subsuelo de la región. Marqué los lugares bajo los santuarios y me dirigí a activar las raíces rápidamente con la máquina voladora. Encontré un centro de producción de gólems, pero no descubrí su utilidad, así que lo dejé para otro momento. Continué activando raíces y derroté a un Hinox azul. Entonces llegué al Templo del Espíritu. No esperaba encontrar un templo en el subsuelo. De todos modos, no pude hacer nada en él, así que volveré en otro momento. Derroté a un par de anurontes albo y a un centaleón blanco acorazado y activé las últimas raíces. Antes de regresar a la superficie asalté una nueva base del clan Yiga y me hice con su esquema. Visité también a una roca parlante y le compré un par de piezas nuevas que me ofrecían, además de algún arma de calidad.

Ya en la superficie marché a entregar a Lekto la foto de la tablilla de la región más reciente. Aproveché que estaba en Kakariko para visitar la estatua de la Diosa. Utilicé 4 voluntades de los sabios para potenciar a Sidon y hacerme con dos nuevos contenedores de corazón.

Antes de partir al desierto, decidí que era el momento de desafiar a los Griock. Comencé por el primero que había encontrado, uno flamígero. Desprendía un aura de calor y atacaba con fuego. Le disparé a sus cabezas con un arco de calidad y con ojos de keese. Una vez en tierra utilicé armas poderosas para golpearlo. En cierto momento alzó el vuelo, pero aproveché corrientes de aire para ascender y continuar atacándole. Tras un duro combate logré vencerle. El siguiente que me había encontrado era glacial. Este desprendía aura helada y atacaba con hielo. Contra él utilicé un arco de centaleón con disparo triple y flechas con ojos de keese de fuego. Era mucho más práctico y resultaba más fácil de derribar. Una vez alzó el vuelo cayeron témpanos helados. Los aproveché para ascender aplicándoles retroceso para seguir disparándole en el aire. El eléctrico invocaba tormentas y atacaba con electricidad. Utilicé la misma estrategia que con los anteriores y no le dejé alzar el vuelo en la fase final. Desafié y derroté a todos los Griock elementales que había ido encontrando.

Faltaban los Griock reales. Había encontrado algunos custodiando valiosos cofres en islas circulares en los cielos. Estos atacaban con los tres elementos al mismo tiempo. Resultaron más complicados de derrotar, pero terminé venciéndoles. Cada uno de ellos custodiaba una voluntad de los sabios. Había encontrado otro en el subsuelo, en la zona de nido. Hice lo propio con él y obtuve el Gorro del Crepúsculo en un cofre.

Ahora estaba listo para dirigirme a la región de más al suroeste, al desierto Gerudo. Allí debo buscar a Riju y ayudar a su tribu. Espero encontrar también nuevas pistas sobre la Princesa Zelda.
