El Viaje del Heroe – Necluda oriental y Onaona | Diario de Zelda Tears of the Kingdom

¡Atención!

Esta entrada contiene spoilers de la trama de

The Legend of Zelda Tears of the Kingdom

Capítulo 41

Estaba en la región de más al sureste, tocaba explorarla a fondo. Comencé por la zona noroeste. En una montaña encontré una cueva con varios tesoros. Regresé entonces al exterior a explorar una amplia explanada.

Encontré una nueva posta. Obtuve los puntos del gremio. Había acumulado suficientes para obtener la silla de caballero y la brida de caballero. Entonces pregunté al dueño sobre la petición fotográfica. Quería una foto del amanecer desde una montaña cerca de la aldea Onaona. En cuanto llegue allí le traeré la instantánea.

Al lado de la posta me encontré con los músicos. Hablé con Batulio. Les pedí ayuda para animar a la Gran hada que había cerca. Construí un planeador con turbinas y les ayudé a atravesar el río. Entonces tocaron y la Gran Hada apareció. Utilicé sus servicios para mejorar aún más mi equipamiento.

Regresé a la posta para ver si había alguna petición más de ayuda, pero nadie me pidió nada. Ni siquiera me encontré con Penn. Así que marché a explorar la explanada. Combatí con algún gólem, con un Hinox y ayudé una vez más a Kalibat. Entonces me encontré con Hozlar y su avanzadilla. Les ayudé a acabar con los enemigos que se habían adueñado de la muralla de Hatelia.

Marché entonces a explorar las montañas cercanas a la atalaya de la región. Derroté a un Hinox esquelético y encontré un nuevo abismo. Lo dejé para más adelante y continué explorando. Combatí con algunos enemigos y encontré algún Kolog.

Entonces marché a explorar la parte este de la región. Derroté a un Petrarock y hallé una nueva cueva. En ella encontré un nuevo santuario. Utilicé infiltración para salir. Entonces fui a explorar el gran saliente de roca con vistas al mar que había por esa zona. Por el camino derroté a unos enemigos. Al fondo vi la isla Frontia, pero no quise marchar de momento.

Me dirigí hacia la aldea Onaona. Completé el santuario cercano y hablé con Karud que estaba allí. Estaba acompañado de Rozel, el alcalde de Onaona. Me contaron que los monstruos habían tomado la aldea. Así que me ofrecí a ayudarles.

En la aldea había varios asentamientos de monstruos, en cada uno de ellos había un bokoblin plateado. También vi un barco varado en la orilla. Ahí estaban los líderes. Un gran bokoblin plateado y varios bokoblins negros. Y quedaba un último bokoblin oculto en el pozo de la aldea.

Una vez liquidados dio comienzo la reconstrucción de la aldea. Karud se ofreció voluntario para dirigir las obras. Me pidió varios troncos de árboles cercanos, no le servían de palmeras. También necesitaba 20 haces de arroz. Tuve que dirigirme a unas montañas cercanas, fue un poco tedioso, pero logré llevarle los troncos. El arroz ya tenía suficiente en la alforja.

Había llegado la hora de reconstruir los edificios. Tres establecimientos y dos casas. Empezamos por la posada. Tuve que retirarle los escombros del tejado y Karud se encargó del resto. Kaley, la dueña nos lo agradeció debidamente. Nos dirigimos entonces a reconstruir el restaurante. Karud me pidió colocar un tronco de palmera de forma que sirviese como columna central del edificio. Lo coloqué tras retirar unas cajas y Karud se encargó del resto. Hicimos feliz a la familia que lo regentaba. Para reconstruir la tienda de premios me pidió colocar un tronco de palmera en la maceta del piso superior. Karud hizo el resto. Esto alegró a Kounar, el propietario, quien me invitó a jugar cuando me apeteciese sin coste alguno. Para reconstruir la casa del alcade me pidió colocar un tronco de palmera atravesando los orificios de suelo y techo. Retiré una caja y realicé mi tarea, el constructor se encargó del resto. Numar nos lo agradeció debidamente. Por último, reconstruimos la casa de Aukai. Hice lo mismo que con la casa del alcalde, Karud su parte y esto alegró al joven pescador.

Una vez reconstruidos todos los edificios, los aldeanos celebraron una fiesta y nos agradecieron el esfuerzo. Me recompensaron con servicios gratuitos en todos los establecimientos de Onaona. Y celebramos bailando hasta altas horas de la noche.

Debo seguir explorando la región. Echaré un vistazo si algún aldeano tiene alguna nueva petición, pero el geoglifo de la playa espera. Y también me queda la isla Frontia y una montaña por explorar.

Capítulo 42

Estaba en la aldea Onaona. Seguramente los aldeanos tengan alguna nueva petición, pero el geoglifo de la playa me intrigaba demasiado, así que fui a verlo en primer lugar.

Encontré la lágrima y lo visualicé. Sonnia estaba con Zelda. Y esta última atacó a la reina de Hyrule. No se trataba de la auténtica princesa Zelda, sino de una marioneta de Ganondorf. La auténtica princesa irrumpió en escena y protegió a Sonnia. Habían descubierto a la impostora. Cuando creían que estaban a salvo Ganondorf atacó por la espalda a Sonnia quitándole la vida. El Rey Demonio rompió a reír mientras la princesa Zelda lloraba desconsolada. Un recuerdo que me ha dejado sin palabras, ahora entiendo mejor lo que pasó en la época de la fundación del Reino de Hyrule. Aunque aun me quedan algunas incógnitas por resolver con los geoglifos restantes. Derroté a algunos enemigos en la playa y regresé a la aldea Onaona.

Vi un cofre en el agua, bajo el barco de los piratas. Talé una palmera y la utilicé para alcanzarlo. Este contenía la Camiseta de la langosta.

Era el momento de ayudar a los aldeanos. Comencé por visitar a Kounar en la tienda de premios. Me pidió que seleccionase un cofre y lo abriese. El cofre contenía 20 rupias, lo que equivalía a un cuerno de moblin negro. Nada mal.

Karud y el alcalde querían construir una atracción en Onaona. Les sugerí un circuito acuático, así que marché a Arkadia. Las gerudo que me retaron en aquel circuito seguro que podrían ayudarnos a diseñarlo. Antes de poder comentarles la idea me desafiaron en varios circuitos nuevos. Los superé sin problemas y pude contarles lo que queríamos hacer en Onaona. Una vez allí Karud y las mujeres gerudo construyeron el circuito acuático. Este contaba con 3 tres versiones de distinta dificultad. Construí un pequeño barco con tablones, un timón y 4 turbinas y logré superar todos los desafíos de Karud.

Continué ayudando a los aldeanos y me encontré con Lorelle. Me pidió cocinar un plato bastante picante de arroz. Se lo entregué. Estaba tan picante que necesitó que la abanicase después. La palma Kolog le dio la idea de crear una bandera para la aldea Onaona.

En la playa me encontré a Hauke. Me habló de una camiseta azul. Su padre la había perdido. Se trataba de la camiseta de langosta. Le comenté que la había encontrado. Como agradecimiento su padre permitió que me la quedase.

Me quedaba por completar la petición fotográfica de la posta. Así que ascendí la montaña cercana e hice la foto. Y marché a la posta a entregársela al dueño.

Era el momento de explorar lo que quedaba de la región. Encontré un puesto en el mar con varios gólems. Y más adelante una cueva llena de horroblins y algunos tesoros. No había mucho más en la sección que quedaba.

Era el momento de marchar hacia la isla Frontia, la gran isla lejana de la región. Regresé a la gran roca donde había divisado la isla anteriormente. Ahí recogí a un Kolog y aproveché el viaje en máquina voladora para llevarlo donde su amigo. Aterricé en la isla Frontia, y tras dejar al Kolog, hablé con Giann. Este me comentó que los piratas que habían atacado Onaona se escondían en esta isla. Tenía que acabar con 3 asentamientos en ella.

Empecé por el asentamiento de más al este. Se trataba de un asentamiento con algunos bokoblins azules y un moblin plateado. El asentamiento del oeste contaba con un bokoblin plateado como líder. Y el del norte con un lizalfos plateado. Una vez derrotados todos exploré un poco la isla. En lo más alto de la isla me crucé con Jiogi. Este me propuso un desafío con un planeador. Debía caer dentro de unos círculos en el mar en forma de diana. Logré caer en el centro y me recompensó con 100 rupias. Por la parte trasera de la montaña encontré una abertura. Había una cueva. Se trataba del último asentamiento de los piratas. En un barco tuve que derrotar a un gran bokoblin plateado. También encontré un nuevo santuario. Entonces regresé a contárselo a Giann. La amenaza de los piratas había sido completamente neutralizada.

Era el momento de explorar el subsuelo de la región. Comencé por el abismo de la isla Frontia. Encontré un Coliseo del subsuelo. Hasta ahora los había ido dejando de lado ya que no creía estar lo suficientemente preparado. Era el momento de afrontarlos. Empecé por este mismo. Me enfrenté a diversas hordas de bokoblins. Cada vez de mayor nivel. La ronda final fue uno de cada nivel. Me recompensaron con el casco de Midna. Entonces marché a completar el resto de coliseos que había visto. Bajo la anterior región había uno. En él tuve que combatir con diversos lizalfos elementales y de distinto rango. Como recompensa por derrotarlos obtuve la Capucha de Ravio. Marché entonces a un coliseo que estaba en la zona central del subsuelo. En él tuve que combatir con varios centaleones, cada vez de mayor rango, el último de ellos acorazado. Una sufrida tarea, la cual me recompensaron con la Máscara de Majora. Me dirigí al coliseo bajo el bosque Kolog. Dos esbirros del clan Yiga me tendieron una trampa y me hicieron enfrentarme a un Hinox negro. Tras derrotarlo obtuve la Máscara de Kolog en un cofre. Por último, marché al coliseo bajo la región Goron. Ahí tuve que derrotar a moblins de diverso rango con poderosas armas. Fue bastante complicado salir airoso. Como recompensa obtuve el Casco de Zant.

No había encontrado muchos santuarios en esta última región, así que bajé por el gran abismo que había al norte y fui a buscar las pocas raíces que había. Encontré una mina y combatí con un Gran Gólem Cúbico mientras activaba las raíces. Bajo la alargada playa con el geoglifo de la espada hallé una cantera. Tuve que construir un simple vehículo para cruzar una zona de agua y terminé llegando a un cofre que contenía el pantalón del Viento. Activé todas las raíces y hallé una nueva mina abandonada bajo Onaona. Un gólem ayudante me dio un nuevo esquema y activé la tienda de zonanio.

Había terminado de explorar el subsuelo, pero en el mapa vi una misteriosa estructura cerca, así que fui a ver qué era. Se trataba de un torreón ancestral. En él encontré un cofre con 20 cristales energéticos y bastantes poes. Cerca había una nueva mina donde obtuve el gorro del Preludio en un cofre.

Regresé a la superficie y visité a Obab. Me amplió la alforja al máximo. Ya no podía llevar más armas, ni escudos, ni arcos. Regresé a Onaona y obtuve un nuevo contenedor de corazón en la estatua de la Diosa.

Ahora estaba listo para dirigirme a la siguiente región. Cada vez quedan menos y cada vez estoy más preocupado por la princesa. El geoglifo de esta región me ha dejado impactado.

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