El Viaje del Heroe – La Espada restituida | Diario de Zelda Tears of the Kingdom

¡Atención!

Esta entrada contiene spoilers de la trama de

The Legend of Zelda Tears of the Kingdom

Capítulo 21

Me dirigí al Gran Bosque de Hyrule. Pero no pude entrar. Tampoco funcionaba el método de las antorchas que utilicé años atrás. No había manera, la niebla era mucho más densa.

Comencé entonces a explorar los alrededores en busca de métodos alternativos para acceder al bosque. Un poco hacia el sureste encontré un nuevo abismo. Y me lancé por él. Caí a una zona del subsuelo aun sin explorar. La iluminé bien y vi varias raíces relativamente cerca. Para mi sorpresa también me crucé con las manos malignas, pero logré huir de ellas. Activé un total de 4 raíces cercanas. Al lado de una de ellas había una estructura con un techo liso, era evidente que estaba preparado para utilizar infiltración en él. Lo hice.

Para mi sorpresa aparecí en el Bosque Kolog, en la parte central del Gran Bosque de Hyrule. Una ligera niebla maligna contaminaba la zona. Completé rápidamente un santuario cercano y me dirigí a hablar con el Gran Árbol Deku. Este estaba contaminado por la malicia, apenas podía articular palabra. Entré entonces en su interior. Vi una estatua de la Diosa y aproveché para obtener dos nuevos Contenedores de Vigor. Entonces, al fondo, vi un nuevo Abismo y me lancé por él. Me encontraba en una sala pequeña, cerrada y bien iluminada. Entonces aparecieron las manos malignas. Estaba atrapado, debía acabar con ellas y así lo hice. Entonces apareció Ganon Fantasma. Era menos agresivo que la otra vez, pero igualmente resistente. Tuve que gastar varias comidas y mi arma más poderosa, pero logré doblegarlo.

Regresé a la superficie y hablé con el Gran Árbol Deku, ahora libre de aura maligna. Este me mostró un recuerdo en el que Zelda y yo regresábamos a por la Espada Maestra una vez que esta se había reparado por completo. Me dijo que sentía el poder de la Espada y me la marcó en el mapa. Al parecer está en constante movimiento. En cuanto acabe en el bosque iré a por ella.

Fui a hablar con los Kologs de los alrededores y a explorar en profundidad el bosque. Otil me hablo de una estructura con un remolino verde que se puede ver desde las islas celestes. La niebla era muy densa como para poder cruzarla a pie. Me teletransporté a las islas y me lancé con la paravela. En efecto, era un santuario. Al tratarse de una prueba heroica el santuario no suponía desafío.

Kuoy me habló de un círculo que giraba en un sitio lleno de agua. Desconozco a lo que se refiere, así que la dejaré para más adelante.

Magnoll me propuso una nueva prueba heroica. Debía cruzar un bosque lleno de enemigos con forma de árbol y criaturas esqueléticas para llegar a un santuario. Lo crucé a toda velocidad y me encontré un lugar donde debía haber un santuario. Necesitaba la piedra verde. Me la señaló. La custodiaba un Petrarock, uno no elemental, uno sencillo. Lo vencí y llevé la piedra a su lugar. Prueba heroica completada y un nuevo santuario sin desafío.

Romell me propuso otra prueba heroica. Debía entregarle 5 manzanas doradas. No tenía suficientes y me comentó que al fondo del bosque había un lugar con árboles con manzanas doradas. Tuve que cruzar varios lodazales y hacer frente a poderosos enemigos, pero logré hacerme con esas manzanas doradas. Se las entregué y me dio una nueva piedra verde. La llevé a su lugar y se convirtió en un nuevo santuario. Otro sin desafío alguno.

Entré de nuevo en el Gran Árbol Deku, la curiosidad me podía. La curiosidad de utilizar infiltración en su interior. Lo hice y encontré una sala donde vivía Acaz. Me pidió algunas flores y se las entregué para que siguiese decorando su morada. Volví a utilizar infiltración y salí en la cima del Gran Árbol. Ahí me encontré con Ogal. Quien me desafió a encontrar varias armas que había escondido por la zona. Y más adelante un escudo. Tras encontrarlo todo me recompensó con un arco.

Una vez completado el Gran Bosque debo ir en busca de la Espada Maestra. No para de moverse, pero tras haber hablado con el Gran Árbol Deku, la intriga me puede.

Capítulo 22

Me dirigí a explorar la siguiente región. Como siempre lo primero que hice fue ir directamente a la atalaya de la nueva región para desbloquear su mapa completo. La atalaya tenía la puerta bloqueada desde dentro, así que tuve que entrar desde arriba y abrirla. Una vez hecho obtuve el mapa de la nueva región. Al fin, la Montaña de la Muerte, la región de los Goron.

La Espada Maestra estaba lejos, así que me olvidé de ella hasta que se acercase a una región ya visitada.

Ya que había pocas islas celestes, hice lo mismo que en regiones anteriores, empecé explorando la parte de los cielos. Aterricé en una isla con vías de tren. En ellas monté una sencilla vagoneta impulsada por una turbina y me desplacé a otra isla donde obtuve un nuevo orbe verde. Espero descubrir pronto su utilidad. En otra de las islas encontré otro mapa que indica tesoros en el subsuelo.

Me dirigí entonces a la isla más grande. En ella encontré un nuevo santuario. Y en otra de las islas que quedaban por explorar, encontré otro orbe verde. Tengo ya cuatro, deben servir para algo importante.

Entonces descendí de los cielos y decidí explorar la región desde su parte más al sur. Allí encontré una nueva posta. Dos personas distintas me hablaron de unas rocas misteriosas que habían aparecido en el poblado Goron y que habían provocado comportamientos extraños y hostiles en los habitantes. Debo ir a investigarlo cuanto antes. Hablé entonces con el dueño de la posta para obtener puntos del Gremio y preguntarle sobre su petición fotográfica. Quiere una foto de las termas de la Ciudad Goron. En cuanto pase por ahí le haré el favor.

Vi un extraño globo cerca de la posta y me acerqué a investigar. Se trataba de Kilton, el extraño personaje que en la anterior aventura me daba atuendos de monstruos mediante intercambios. Su hermano Koltin quería convertirse la legendaria criatura conocida como Satoly. Para ello quería conseguir emblemas de fantasmo. Decidí ayudarle. Le di uno de mis emblemas de fantasmo y se lo comió. Me recompensó con una máscara de bokoblin. Tenía más emblemas para él, pero ambos hermanos se marcharon. Espero volvérmelos a cruzar pronto.

En ese momento volví a mirar el paradero de la Espada Maestra y vi que estaba cerca del poblado Orni. Así que fui a por ella.

Me costó mucho dar con su paradero, estaba en constante movimiento. Fue gracias a la música que me di cuenta de que un Dragón andaba cerca. ¡Eso es! Por eso la Espada no para de moverse. Subí a una isla celeste y me lancé con la paravela. La espada estaba clavada en la cabeza del Dragón. Procedí a sustraerla. El Dragón se retorcía de dolor y eso mermaba mi resistencia. Afortunadamente tenía suficiente y logré aguantar los zarandeos. Entonces se calmó y pude extraer la Espada Maestra de su cuerpo. Esta estaba completamente restituida.

Entonces vi un recuerdo de la Princesa Zelda. Me decía que la espada era lo único que podía acabar con el Rey Demonio y que un largo letargo la repararía. Dijo que la imbuiría de un nuevo poder y que esperaba que en el futuro volviese a mi mano. No se equivocaba, al fin vuelvo a tener la Espada Maestra en mi poder.

Tengo seguir explorando esta nueva región y debo dirigirme cuanto antes a la Ciudad Goron. Tengo un mal presentimiento, intuyo que algo malo está sucediendo en esta región.

Capítulo 23

Tras obtener la Espada Maestra regresé a la región de la Montaña de la Muerte. Aun me quedaban cosas que hacer en la posta del sur. En un lateral había un pequeño escenario con dos músicos. Ahí me encontré con Penn, de la Gaceta, quien estaba hablando con los músicos. Hablaban de la Gran Hada que se encontraba cerca de la posta. Los músicos comentaban que apareció una mujer de pelo rubio y que actuó de forma extraña. Tanto es así que asustaron al caballo de los músicos y eso provocó que su medio de transporte perdiese algunas ruedas. Desde que sucedió aquello la Gran Hada permanece escondida.

 Ayudé a los músicos a recomponer su medio de transporte y, utilizando uno de mis caballos y el arnés de tiro, los llevé hasta donde estaba la Gran Hada. Estos tocaron su melodía y la Gran hada Satten salió. Esta nos contó que la princesa Zelda le dijo que el mundo estaría asolado por monstruos y aura maligna. Aunque la princesa no la dio buena espina con su comportamiento, la hizo caso.

Tras animar a la gran Hada de la región, los músicos decidieron partir a animar al resto de grandes hadas del reino. La Gran hada Satten, por su parte, me reforzó un poco varias piezas de equipamiento para hacerlas más resistentes a los golpes.

Procedí entonces a explorar la región en dirección al sur. Me crucé a un nuevo Hinox rojo, un grupo de bokoblins, otro de gólems y volví a encontrarme con Kalibat. En la parte más al sur me encontré con Notume, que me habló sobre los tesoros de Nambod de la región de Lanayru.

Volví sobre mis pasos y comencé a ascender la montaña en dirección a la Ciudad Goron. Por el camino me encontré con el primer Magmarock. Primero hay que enfriarles la lava del cuerpo con frutos helados y luego se pueden escalar y golpear sin problemas. No son tan difíciles, eso sí, pegan duro.

Mientras ascendía tuve que enfrentarme a un par de grupos de enemigos realmente duros. El primero de ellos contenía un moblin plateado y bokoblins de diversos colores. El segundo, era todo al plateado, un gran bokoblin y cinco bokoblins. Del rango más alto, cualquiera de ellos me derrotaba de un solo golpe y portaban armas y escudos de gran calidad. Una de las batallas más duras de lo que llevo de aventura sin duda.

A medio camino encontré un asador. Hablé con los Goron allí presentes. Algunos de ellos tenían los ojos con un brillo rojo, parecían poseídos y no decían más que cosas sin sentido. Los que aun mantenían la cordura me comentaron que se debía a los rocomuslos, unas rocas que se comenzaron a comercializar hace no mucho tiempo.

Completé un santuario cercano y continué mi ascenso a Ciudad Goron. Me crucé con un nuevo Magmarock, pero no supuso un gran desafío. Tampoco lo fue un nuevo campamento de bokoblins y moblins.

Antes de llegar a la ciudad me abordaron unos Gorons. Tenían los ojos rojos, estaban hechizados. Querían minerales y me querían pagar un precio irrisorio por ellos. Zameena, una joven Gerudo irrumpió en escena y los Goron huyeron. Me comentó que la fiebre de los rocomuslos les había vuelto hostiles con los turistas y que les trataban de estafar. Me dijo que ella también estaba buscando minerales y que pegaba mucho mejor por ellos. No me inspiró confianza, pero no mentía. Le vendí varios minerales y conseguí bastantes rupias. Me vendrán bien para comprar equipamiento resistente al calor en la Ciudad Goron.

Continué por el camino y llegué a Ciudad Goron. Antes de hablar con nadie completé el santuario cercano.

Ha llegado la hora de ayudar a los Goron. Necesito saber qué les ha pasado y por qué se comportan de forma tan hostil. Debo buscar a Yunobo.

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