El Viaje del Heroe – Recados y exploración | Diario de Zelda Tears of the Kingdom

¡Atención!

Esta entrada contiene spoilers de la trama de

The Legend of Zelda Tears of the Kingdom

Capítulo 18

Continue explorando el subsuelo por la zona norte, alrededor de la nueva raíz que había descubierto gracias al laberinto. Tuve que hacer frente a un campamento de bokoblins y moblins y pronto llegué a una nueva raíz.

Más adelante me crucé con un Anuronte Albo. Me dio bastantes problemas, ya que no me esperaba que fuese capaz de atacarme en un salto mientras estaba planeando con la paravela. Y eso que el enemigo de por sí ataca saltando o absorbiendo. Tras vencerlo obtuve 20 cristales energéticos.

Más adelante me encontré una especie de fortaleza que me atacaba con rayos láser. Preferí no acercarme demasiado, además, estaba rodeada de aura maligna.

Me encontré a Gelminus. El jefe que derroté en el Templo del Viento. Lo derroté en los cielos, no entiendo cómo sigue con vida aquí, en el subsuelo. En cuanto haya mejor visibilidad en la zona le desafiaré.

Tras encontrar otra raíz, decidí que era el momento de marchar a la tienda de la zona sur y canjear el zonnanio por más cristales. Exploré un poco más hacia el sur y encontré un manantial que me restauraba salud. Muy útil sin duda.

Entonces regresé a la superficie, a hablar con los habitantes del reino. Pasé primero por el Fuerte Vigía. Ahí me crucé con unos jóvenes que charlaban con un desorientado Goron. Decían que el camino al poblado Goron había cambiado mucho y que la lava se había enfriado. Tengo que ayudarles lo antes posible. Fui a visitar a Obab para ampliar mi capacidad de armas, arcos y escudos una vez más.

Volví a pasarme por todas las postas ya visitadas para ver si había nuevas peticiones en ellas. Sin contar la de la gaceta, llevaba 3. Dos en la segunda zona y una en la cuarta, a cuyos habitantes ya había ayudado. Así que me quedaban las dos de la segunda región.

En la primera de ellas me pidieron una foto del geoglifo para el cuadro, fue sencilla de completar.  Fuera de la posta estaba esperándome Penn, de la gaceta, quien comentaba que habían avistado a la princesa sobre un monstruo. No pudimos averiguar nada más por el momento, ya que ese monstruo aparecía en una región a la que aún no había ido. Dejaré esta petición para más adelante.

En la posta de al lado del cañón volví a encontrarme con Penn. Me contó que la princesa Zelda podría tener relación con la desaparición de las cabras de Chork, su cuidador. Fui a hablar con él. Me comentó que había preparado el forraje de las cabras con piñas hylianas como la princesa le dijo y que eso había provocado que sus cabras huyesen. Seguí entonces el rastro de piñas hylianas y terminé encontrando a sus cabras. Chork se dio cuenta entonces que no había seguido las instrucciones de la princesa al pie de la letra. Otro rumor sobre la princesa completado y me alegro de saber que las intenciones de la princesa no fueron malas.

Volví a la posta del cañón y hablé con el dueño. Este me pidió una foto del amanecer desde los pilares ancestrales. Estos pilares son el lugar donde estaba el Griock flamígero que tanto me asustó aquella vez. Me dirigí al lugar de la foto y me subí en uno de los pilares. Sin querer activé un interruptor. Este abrió el camino a una cueva subterránea donde obtuve la túnica del despertar. Uno de los tesoros de Nambod que no tenía aun marcados en el mapa. Me centré de nuevo en la misión que me había sido encomendada. Esperé al amanecer e hice la foto con cuidado de no alertar al dragón. Se la entregué al dueño de la posta y me recompensó debidamente.

Me quedaba una petición que completar y era la de buscar el paraíso de las setas. Ya había encontrado algo similar tiempo atrás. Además, tenía pistas. Me dirigí a las termas donde había ayudado a Kalibat, al norte del poblado Orni y entré en la cueva oculta en la montaña. Ahí me encontré con las jóvenes exploradoras. Sí, era el lugar, esa era la cueva. Ahora faltaba encontrar la zona brillante con setas. Ya conocía esa cueva y tenía todos los caminos abiertos, así que no fue difícil de encontrar el santuario al que se referían.

Una vez terminadas, ahora sí, todas las peticiones de las zonas ya visitadas, regresé al subsuelo a por más cristales energéticos.

Exploré los alrededores de las raíces ya descubiertas y encontré algunas nuevas. Durante la exploración me crucé con varias criaturas grandes nuevas y algún campamento.

Ahora sí tenía suficientes cristales, a los que había que añadir los que intercambié por zonnanio. Eran suficientes como para obtener hasta 3 células energéticas nuevas. Un gran aumento, la verdad.

Ahora estaba listo para continuar el camino hacia el poblado Goron, hacia la Montaña de la Muerte. Creo que aún me queda cruzar una nueva región hasta llegar a ella.

Capítulo 19

Me dirigí hacia la nueva región. El camino del norte de la segunda región y el del este de la más reciente convergían, así que sólo había una única manera de entrar a esta nueva región. Al menos desde las que llevaba ya visitadas.

Nada más entrar me encontré con Dangis, un pintor. Estaba dibujando las islas con forma de flor. Las que contienen mensajes en hyliano antiguo que no logro entender. Él tiene tan pocas pistas sobre estas islas como yo.

Me adentré en la nueva región y, tras limpiar un campamento de Bokoblins me encontré, una vez más, con Kalibat. Fue bastante complicado sostener su nuevo modelo de señal.

Necesitaba el mapa de la región, así que utilicé una piedra que caía de los cielos para elevarme y, utilizando la paravela, dirigirme hacia la atalaya. Katoeli me contó que el terminal de esta no funcionaba. Así que aproveché unas plataformas flotantes para subir a lo alto y descubrí el motivo. Una plataforma estaba bloqueando su funcionamiento. Una vez solventado pude utilizarla y registrar el mapa de la región.

Tal y como sospechaba, no era aún la de los Goron, sino que era la del Gran Bosque de Hyrule.

Había pocas islas flotantes así que, igual que hice en la anterior región, decidí visitar estas en primer lugar. Aterricé en una de ellas y descubrí un nuevo desafío de piedra verde. Esta estaba custodiada por un Gólem Cúbico. De los sencillos. Pocos golpes me bastaron para derrotarlo. Invoqué una máquina voladora con 4 turbinas y subí la piedra a la isla anterior donde se convirtió en santuario.

Invoqué mi máquina voladora habitual y fui a visitar el resto de islas celestes. Me encontré con una nueva isla que me propuso el desafío del salto de fe entre anillos verdes. Una vez completado apareció un nuevo santuario. Este me volvió a despojar de mis pertenencias y me propuso un combate contra gólems a oscuras. Una vez completado pude volver a intentar el reto de los anillos con un tiempo a batir. Lo logré tras varios intentos y obtuve el pantalón aerodinámico.

Me quedaba una isla por visitar, una mucho más elevada. Con mi máquina voladora ascendí hasta ella y obtuve un mapa viejo, el cual marcó la ubicación de un nuevo tesoro del subsuelo.

Ahora sí era el momento de comenzar a explorar la nueva región. Aprovechando que caía de las islas, decidí comenzar por la parte sureste, a partir del puente que conectaba con la primera de las regiones. Ahí encontré a unos jóvenes que querían alcanzar un tesoro sobre un lodazal. Haciendo uso de la ultramano combiné varios tablones y logré hacerme con el cofre. Tras el lodazal encontré una cueva. Era la guarida de horroblins, incluso había alguno plateado. Tras derrotarlos obtuve poderosas armas.

Continué la exploración de la ladera del sur. Me crucé con un nuevo Hinox rojo, no demasiado complicado de derrotar. Cerca del enorme enemigo había un pozo que me lancé a explorar. Fui a parar a una cueva completamente a oscuras. La iluminé con semillas y al fondo, tras un lago, encontré un santuario custodiado por un Like Like ígneo. El santuario no tenía desafío alguno.

De vuelta en la superficie encontré un nuevo abismo que conectaba con el subsuelo. Me lancé por él. Fui a parar a una base del clan Yiga. Estaba custodiada por un láser y un esbirro sobre un planeador que también disparaba con un láser. Tras abatirlos pude hacerme con los tesoros de la base, los cuales eran un libro de esquemas y cristales energéticos. Exploré un poco la zona hasta descubrir un par de nuevas raíces y regresé a la superficie.

Continué explorando la nueva región en dirección al norte. Me encontré con un nuevo Hinox rojo, al que vencí fácilmente.

Cerca del lugar donde me crucé con el primer esbirro del clan Yiga en esta aventura, vi la entrada a una de sus guaridas. En ella tuve que combatir con un esbirro y un oficial al mismo tiempo. El oficial pegaba realmente fuerte. Una vez derrotados descubrí que tenían a una modista trabajando para ellos en una sala escondida. Esta me recompensó con las mallas del clan Yiga.

Tras obtener algún Kolog, me dirigí a un nuevo santuario que completé con facilidad.

Tengo que continuar explorando esta región, seguro que en el bosque encuentro nuevas pistas sobre la princesa Zelda, además de encontrarme con viejos amigos.

Capítulo 20

Continué explorando hacia el norte. Tocaba revisar toda la parte que me había saltado por dirigirme directo a la atalaya de la región. Tuve que combatir con un Like Like pétreo y un invocantis ígneo.

Cuando pasé de nuevo por el gran abismo me crucé con Eldin, el gran dragón de fuego. Emitía un calor abrasador, así que no pude acercarme en exceso.

Mientras exploraba la parte más al norte en dirección al este, me crucé con varios campamentos enemigos y un Petrarock luminoso. También ayudé a varios Kologs a reunirse con sus amigos y terminé llegando a un nuevo santuario.

Más adelante encontré otro fósil gigante al que le faltaba un ojo. Se lo coloqué y no sucedió absolutamente nada. Sigo sin entender de qué va esto de los fósiles incompletos.

Comencé a dirigirme hacia el sur, a explorar la zona central de la región dejando el bosque para el final.

Encontré otro campamento de Gólems. Había uno de color amarillento, era un Gólem coronel. Uno nunca antes visto. Era muy resistente y atacaba de forma muy veloz e impredecible. Me costó mucho derrotarlos.

Más adelante me encontré con el primer Hinox Negro. Tenía bastante salud, pero sigue siendo fácil de esquivar. Después, encontré un campamento de bokoblins donde me crucé al primer Gran Bokoblin plateado. Realmente duro de derrotar. Tras estas duras batallas, terminé llegando a un nuevo santuario.

Me dirigí entonces al geoglifo de la zona que tenía forma de espada. Vi un nuevo recuerdo de la princesa Zelda. En él la princesa comentaba que habían logrado confinar al Rey Demonio. En ese momento Zelda se dirigió a una esfera de luz donde recibió la Espada Maestra. “¡Esto conecta con el momento donde la espada desapareció ante mis ojos al comienzo de la aventura!”. La princesa entendió que debía reparar la espada. Entendió que debía hacer algo de lo que sólo ella es capaz para que podamos vencer. Entonces recordó las palabras de un Zonnan que decía que quien se transforme en dragón deberá renunciar a la esencia de su ser. La princesa está dispuesta a renunciar a su esencia. Y me pide que la busque. Estoy realmente impactado con este recuerdo, espero que la princesa no deje de ser ella misma, debo buscarla cuanto antes.

Sólo me quedaban por explorar los alrededores de la atalaya antes de dirigirme al Gran Bosque de Hyrule.

Al lado de la atalaya me encontré con Razul. Este me habló de unas tablillas con textos antiguos que hablaban de técnicas de los sabios. Él no entendía bien a lo que se referían, pero yo sí. Leí la primera tablilla y me dirigí al lugar que indicaba. Ahí utilicé la técnica de viento de Tureli y entonces una piedra se elevó y apareció un cofre. La recompensa fue bastante decepcionante, pero la petición estaba completada. Volví a hablar con Razul y se lo conté. Por el momento no hay más tablillas, pero algo me dice que tendré que volver cuando obtenga los poderes de los demás sabios.

Ha llegado el momento de dirigirme al Gran Bosque de Hyrule. El momento de obtener la Espada Maestra y reencontrarme con el Gran Árbol Deku. Seguro que tiene cosas interesantes que contarme.

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